A muchos les sonará familiar la frase que da título a este artículo. Quizá no así formulada, en su versión original, pero es probable que el nombre de Fredo le siga sonando familiar a muchos. Si no se da ninguna de estas premisas, al menos es posible que si que estén familiarizados con la trilogía de películas de El Padrino … En cuyo caso, les resultará prácticamente imposible olvidar el carismático (y quizá poco agraciado) rostro del actor que da vida al personaje de Fredo Corleone. Pero, fuese como fuese, el objetivo de esta pieza no es divagar en torno a lo buenas que son estas películas, ni nada por el estilo. Incluso si no has visto la saga, incluso si no tienes verdadera intención ni interés en hacerlo, este artículo sigue siendo para ti. Este es un artículo sobre John Cazale, uno de los mayores y más fulgurantes talentos de la historia del cine reciente.
Cazale nació en Boston en 1935, y comenzó su carrera como actor en la ciudad de Nueva York, combinando empleos de poca monta con alguna que otra oportunidad que se le presentaba off-Broadway. Más o menos lo de siempre en el caso de los actores, vaya. Fue durante esa época cuando conoció y trabó una fuerte amistad con otro aspirante a estrella del celuloide, el célebre actor Al Pacino. Ambos compartían entonces un humilde apartamento y toneladas de ambición e ilusión.
«Cuando vi por primera vez a John, me resultó instantáneamente muy interesante. A todo el mundo le gustaba estar siempre a su alrededor, porque tenía una manera muy especial de expresarse».
Al Pacino.
John Cazale se marchó joven. Demasiado joven para un hombre de su talento. Fue a los 42 años, en 1978, y tras sólo cinco películas realizadas. Pero, en la mayoría de los casos, la muerte permite apreciar el trabajo del difunto desde un prisma único. Ofrece la posibilidad de atender al legado y la herencia que quedan atrás desde un punto de vista difícilmente alcanzable en vida; en definitiva, una muerte prematura es el vehículo más rápido y de mayores garantías hacia la grandeza, y esta es una idea que se contrasta en el mundo del arte más que en ningún otro área.
El Padrino I y El Padrino II, La Conversación, Tarde de perros y El Cazador. Cinco películas, cinco nominaciones a Mejor Película en los premios Oscar, resultando tres de ellas (Godfather I y II, y The Deer Hunter) ganadoras. En resumen, cinco obras maestras del cine y cinco interpretaciones para la historia de uno de los actores secundarios más protagonistas del cine contemporáneo.
De la trilogía de películas dirigidas por Francis Ford Coppola, inspiradas en las novelas de Mario Puzo, Cazale interpreta en las dos primeras a Fredo, el pérfido hermano mayor de Michael Corleone. El aspecto físico, la manera de moverse por la pantalla, y en definitiva, la forma en que Cazale entendía la actuación, forman una perfecta simbiosis con el personaje de la novela para dar vida cinematográfica a un ser ambicioso, envidioso, interesado, astuto, rastrero, brillante. Cuando uno ve aparecer en pantalla a Fredo no sabe muy bien cómo definirle: su aspecto es francamente extraño, no transmite ninguna confianza, pero a la vez resulta una figura realmente interesante, profunda, algo atormentada, totalmente compleja.
Pese a codearse con titanes de la talla de Marlon Brando, Robert Duvall, Al Pacino, Robert de Niro o Diane Keaton, Cazale no desmerece en absoluto su rol dentro del esquema de la cinta y su puesta en escena, sino que más bien se encarga de aportar un particular toque siniestro y oscuro a un relato ya de por si épico y grandilocuente. Como siempre, lo borda. Un papel que nació para interpretar.
En La Conversación (1974) colabora junto a otro de los grandes actores de su generación, Gene Hackman, para dar vida a una pareja de espías que se especializan en montar sesiones de escucha para diversos clientes privados. Repite aquí actuación bajo la batuta de Coppola, y aunque el peso del film recae principalmente en Hackman, Cazale aporta realismo y socarronería cada vez que asoma su desproporcionado cabezón en la pantalla. La cinta está considerada una de las obras maestras del cine americano, y en esta línea se encuentra preservada dentro del National Film Registry del Congreso de Estados Unidos.
Luego vendría Tarde de perros (Dog Day Afternoon, 1975), dirigida por Sidney Lumet y co-protagonizada junto a su gran amigo Al Pacino una vez más. La cinta narra el asalto a una sucursal bancaria de dos ladrones muy peculiares, y las desavenencias que ocurren en el desarrollo. La crítica elogió el trabajo de Cazale, y su estrambótico aspecto fue incluso parodiado en un episodio de Los Simpson, quedando retratado para siempre en el imaginario de toda una generación. En un principio, Lumet no contemplaba elegir a un actor del perfil de Cazale para el papel de Salvatore Naturile, pero fue Pacino quien intervino en su favor:
«Si atendemos al guion, el papel de Cazale estaba pensado para ser interpretado por el clásico ‘chico listo’ callejero. Pero Al se acercó a mí y me dijo: «Por favor, Sidney, te lo ruego, prueba a Cazale para el papel.» Cuando John llegó yo estaba muy desanimado. Pensaba «Al debe estar loco, este tío parece que tenga como treinta o treinta y dos años, eso es lo último que quiero para este papel». Pero Al tenía muy buen gusto para elegir actores, y yo todavía no había visto a John actuar en El Padrino. Cuando Cazale llegó a la prueba e interpretó el personaje, me rompió el corazón…Una de las cosas que me fascinó de John Cazale fue que había una tremenda tristeza presente en él. No sé de dónde venía; no me gusta invadir la privacidad de los actores con los que trabajo, o meterme dentro de sus asuntos. Pero, Dios mío, esa tristeza estaba allí, en cada escena que grababa . Y no sólo en esta película, también en El Padrino II»
Lumet también cuenta una anécdota vinculada a una de las escenas más recordadas del film.
«Cuando Al le pregunta durante una escena: «¿Hay algún país al que te gustaría ir?», Cazale improvisa su respuesta diciendo, después de una profunda reflexión, «Wyoming». Para mí, esa fue la frase más graciosa y a la vez más triste de la película, y sin duda mi favorita, porque en el guion se suponía que no contestaría nada. Yo casi arruino la toma porque comencé a reír a carcajadas… esa fue una brillante, brillante improvisación…»
Finalmente, en 1978 un Cazale ya diagnosticado con cáncer de pulmón participó en la fantástica The Deer Hunter, dirigida por Michael Cimino y protagonizada junto a Robert de Niro, Christopher Walken, John Savage y la que era su pareja sentimental en aquella época, la siempre genial Meryl Streep. La producción pendía de un hilo, ya que tener en nómina a un actor en fase avanzada de una enfermedad tan compleja supone un riesgo económico tremendo, pues en caso de fallecer el actor en pleno rodaje, resultaría carísimo buscar un sustituto a mitad de camino y repetir toda la grabación desde el principio.
Pero De Niro intervino para tranquilizar al director y a la productora, ofreciendo hacerse cargo personalmente del coste de tal procedimiento logístico en el desafortunado caso de producirse el fatal desenlace, algo que, como ya sabemos, por suerte para todos no llegó a ocurrir. La dirección acordó, por si acaso, rodar en primer lugar todas las escenas en las que aparecía el personaje de Cazale.
John Cazale no vivió para ver la cinta terminada, y falleció el 12 de marzo de 1978. El film está considerado como una de las 100 mejores películas de la historia del cine, según el American Film Institute, y fue galardonada con cinco premios de la Academia.
La carrera y vida de Cazale fue breve pero exitosa. Los que le conocieron destacan su brillante inteligencia, su genial sentido del humor y también su sensibilidad, plasmada en forma de introversión e inestabilidad emocional.
«Lo único que yo quería era seguir trabajando junto a John durante el resto de mi vida. John era mi compañero de actuación».
Al Pacino
En el año 2009 vería la luz un documental sobre su vida titulado I Knew It Was You; Rediscovering John Cazale (Descubriendo a John Cazale en España), donde numerosos amigos y colegas de profesión repasan sus experiencias e historias compartidas, y profundizan en la habilidad y el talento de Cazale para hacer mejores a sus compañeros de reparto. El documental fue presentado en el Festival de Sundance y cuenta con las aportaciones de Al Pacino, Robert de Niro, Meryl Streep, Gene Hackman, Sidney Lumet, Richard Dreyfuss, Francis Ford Coppola, Steve Buscemi, Philip Seymour Hoffman, John Savage o Sam Rockwell entre otros.
El Olimpo de Hollywood acudiría en masa a rendir homenaje a uno de los actores más infravalorados (a ojos del espectador, claro – nadie en la industria era ajeno o ignorante al talento del actor) de la historia del cine, tomando en cuenta el hecho de que aún tras haber participado en cinco de las más grandes películas de la historia y colaborado con algunos de los más brillantes histriones de las últimas décadas, su nombre parece pasar desapercibido para los seguidores esporádicos del séptimo arte. Es posible que su apellido no resulte familiar para muchos, en especial para las nuevas generaciones, pero resulta ciertamente imposible olvidar el rostro del hombre que traicionó a su propio hermano Michael Corleone. Estés donde estés, everybody knows it was you, John Cazale …
Texto de Tarek Morales
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