Ready to Die es el primer (y penúltimo) álbum de estudio del rapero neoyorquino Notorious B.I.G. Saldría a la venta en septiembre de 1994, bajo el sello Bad Boy Records, propiedad de Sean («Puff Daddy» en aquellos días) Combs, encargado de producir el disco junto a otros productores de leyenda, como DJ Premier o Easy Mo Bee.
Cabe destacar que se trata del único trabajo que Biggie vivió para disfrutar; su segundo disco de estudio, Life After Death, saldría al mercado apenas días después de su asesinato en 1997. A partir de ahí, como es lógico, sólo hemos podido disfrutar de su trabajo a través de recopilatorios y discos de homenaje orquestados desde el departamento de marketing de Bad Boy, donde siempre están dispuestos a ordeñar aún un poco más la vaca de oro que representa el MC de Brooklyn en términos comerciales.
Christopher Wallace tenía sólo 22 años cuando escribió las letras y grabó las canciones de Ready to Die. Esta juventud se manifiesta en ambición, rabia, descontento, frustración y energía, y se traduce en letras violentas, arrogantes, explosivas, pero también desafiantes, cargadas de convicción; salvajes, en definitiva. Todo el disco sigue un hilo común. Está estructurado casi como una historia, una historia vital, adornada, por supuesto, pero que sirve para conocer al artista que hay detrás de la violencia, a la persona que hay detrás del miedo (a fracasar).
Dada la fatal brevedad de la carrera de Biggie Smalls, su obra se ha sobredimensionado hasta el punto de poder encontrar matices en su música que trascienden la clasificación en base a estilos musicales, y recuerdan a los más grandes artistas de la historia; la rabia de vencer, el ansia por triunfar, las ganas de existir … todo ello contado desde la perspectiva de un muchacho afroamericano de 22 años nacido y criado en el barrio de Brooklyn, ilustre por sus altos niveles de seguridad ciudadana (nótese el sarcasmo). El resultado es único.
Por esto que mencionábamos antes – lo efímero de la vida del artista – no nos ha quedado más remedio que convertir en tesoros cada una de las canciones que buenamente pudo grabar antes de que le volaran la sesera aquel aciago 9 de marzo. Aunque, para ser justos, no es para menos; estamos ante auténticas lecciones líricas que, sin duda alguna, le vendría bien repasar a más de un pseudo-raperito actual. Quizá las mas reconocidas sean Juicy, Gimme the loot, Big Poppa, Warning o Who Shot Ya ?, pero mi canción fetiche es The What, una colaboración con otro de los pilares del hip-hop, Method Man, que resulta ser el único feature de todo el álbum, aumentando aún más su valor. Sin embargo, el disco al completo es una delicia, desde el primer track hasta el decimonoveno (sí, 19).
Así pues, Ready to Die (un título que es toda una declaración de principios e intenciones) supone una magnífica representación del espíritu aguerrido, intrépido, ambicioso y enérgico que se corresponde con la actitud del jóven, como concepto. De esta manera, un tipo criado en Brooklyn es capaz de tocar la fibra sensible de oyentes de cualquier rincón del globo que, aún con idiosincrasias y problemas totalmente distintos a los del artista, pueden sentirse identificados con su discurso potente y cargado de orgullo.
Ready to Die es la opera prima de Christopher Wallace, y, cómo suele pasar con los grandes, marca el punto de partida de toda una corriente dentro del hip-hop. Pero más allá de esto, su mensaje es tan irresistiblemente contagioso, tan efervescente, tan poderoso, que resulta imposible no sentirse, como él, preparado para todo – incluso para morir.
Texto de Tarek Morales