El Nombre, o, en su título original, Le Prénom, es una película cómica francesa del año 2012. Escrita y dirigida por el tándem Alexandre de la Patellière y Matthieu Delaporte, dos realizadores cuasi-debutantes (Delaporte había dirigido en 2006 el film La Jungle) que fueron los encargados de crear y llevar a la gran pantalla esta historia que, inicialmente, lanzaron como obra de teatro, con muchísimo éxito.
La peli se desarrolla casi por completo en el contexto de una cena entre amigos de mediana edad. Vincent (Patrick Bruel), es invitado por su hermana Élisabeth (Valerie Benguigui) y su cuñado y buen amigo Pierre (Charles Berling) a cenar; a la cena también está invitada la actual pareja de Vincent, Anna (la bella Judith El Zein), y Claude (Guillaume de Tonquédec), un viejo amigo de la infancia. El motivo de esta reunión es el de conocer el nombre del hijo que Vincent y Anna esperan; Vincent es considerado una especie de playboy por sus amigos, y asisten felices y escépticos a su tardía madurez. Una broma de mal gusto a la hora de comunicar cuál será el nombre de la criatura desembocará un auténtico aluvión de trapos sucios y acusaciones entre el grupo de amigos, oscilando entre el rencor y lo absurdo.
La belleza de esta cinta, y su hipnótica atracción, reside en la cotidianidad de la situación. En el momento clave de la cinta, las conversaciones rozan una hilarante brillantez. Al más puro estilo francés, siempre incisivo a la hora de profundizar en las relaciones personales, y con la sorna por bandera, esta cinta saca una sonrisa porque resulta muy fácil sentirse retratado en este peculiar y longevo grupo de amigos. Hacia el último tramo de la película, la historia pierde algo de punch y parece desinflarse un poco, pero pese a todo mantiene un buen nivel hasta el final. Tanto Tonquédec como Benguigui fueron galardonados como mejor actor y actriz secundario, respectivamente, en los Premios César 2012.
Cabe recordar que se trata del primer largometraje de este prometedor tándem de artistas, y la influencia teatral está exquisitamente patente en el decorado del domicilio donde transcurre la trama, en la belleza de los planos y en el ritmo de los diálogos, sin abusar de los cortes de cámara.
En definitiva, Le Prénom es un magnífico entretenimiento en estos tiempos donde las buenas comedias parecen ser caprichos reservados únicamente a los más pequeños, a esa etapa infantil en que los tópicos y la provocación son suficientes para troncharse de risa. El Nombre es ágil, verosímil, y absurda. Diversión para adultos.
Texto de Tarek Morales