El día 9 de junio de 2021 quedará grabado en la historia de la humanidad como el momento en que, por primera vez, una nación soberana se decide a adoptar Bitcoin (BTC) como moneda de curso legal. Se trata de El Salvador, país centroamericano que ha conseguido dejado atrás los tiempos en los que ocupaba un papel notorio en la lista de las economías más precarias del globo, siendo capaz de disminuir año tras año sus niveles de pobreza (en 1991, más de un 60% de la población se encontraba bajo el umbral de la pobreza; en 2018, esa cifra se había reducido a un 26%). Decidido a dar un impulso a su economía (y también a la cotización del Bitcoin y el mercado de las criptomonedas) Nayib Bukele, el presidente de El Salvador desde el año 2019, fue capaz de sacar adelante su innovadora propuesta en el Congreso nacional con una mayoría de 62 votos de 84 posibles. A partir de ahora, el Bitcoin acompañará al dólar americano como la moneda de curso legal en El Salvador, y otros países como Paraguay o Brasil podrían estar considerando la puesta en práctica de proyectos similares.
Nayib Bukele ha concedido a su ejecutivo y a sus ciudadanos 90 días para poner en marcha la estructura necesaria para la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador. El objetivo del gobierno de Bukele es el de asegurar que todos sus ciudadanos tienen acceso a la criptomoneda, y ha anunciado que todos los agentes económicos del país estarán obligados a aceptar Bitcoin como forma de pago «cuando sea ofrecido por cualquier ciudadano que adquiera un bien o servicio». Los negocios que operan en áreas remotas del país estarán exentos por el momento, sin embargo, de tener que expresar sus precios en BTC.
Para llevar a cabo esta transición, Bukele anunció que El Salvador piensa aprovechar sus volcanes y sus recursos naturales para suministrar la energía necesaria a las fábricas de minado de BTC a gran escala. En palabras de Bukele, los planes para el minado volcánico de BTC serán «100% limpios, 100% renovable, 0 emisiones energéticas». Estas declaraciones podrían ir dirigidas al magnate tecnológico Elon Musk, que recientemente anunció que su compañía de vehículos eléctricos Tesla dejará de aceptar Bitcoin como forma de pago por considerar que el minado de BTC tiene un impacto negativo para el medio ambiente.
Nayib Bukele también anunció que el país, de apenas 6 millones y medio de habitantes, ofrecerá residencia permanente a todo aquel que invierta un mínimo de 3 BTC (El precio de 1 BTC en el momento de redacción de este artículo es de 37.070$) en la economía nacional. Además, se creará un fondo nacional especial que permitirá la conversión instantánea de BTC en dólares.
El anuncio de la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador ha generado reacciones y respuestas dispares. Mientras muchos coinciden en señalar la relevancia histórica de esta decisión y sus potenciales implicaciones a la hora de desarrollar una economía descentralizada global que devuelva el control del dinero a los ciudadanos, otros tantos afirman que las características particulares de la nación centroamericana (pobreza y enorme brecha social, corrupción e inestabilidad política, una población demasiado pequeña) no sólo no servirán como referencia a la hora de contemplar y evaluar el impacto de BTC en una economía nacional y en el mercado global, sino que podrían acabar por suponer un revés para la expansión y el desarrollo del Bitcoin y otras criptomonedas. El propio Nayib Bukele se ha visto envuelto en escándalos de corrupción en el pasado, y el FMI ya ha mostrado abiertamente sus reticencias y su rechazo a la decisión, poniendo en duda una inyección de en torno al billón de dólares que estaba planeada para la nación salvadoreña.
Así pues, nos toca seguir atentos a la evolución de los acontecimientos en El Salvador. Sin duda es un proyecto apasionante que promete dejar muchos titulares y que, a buen seguro, afectará al futuro de Bitcoin y el mercado de las criptomonedas. Seguiremos atentos, señor Bukele.