Para quien no se haya enterado, desde el pasado 23 de julio, y hasta el próximo 8 de agosto, se está celebrando la trigésimo-segunda edición de los Juegos Olímpicos de Verano en Tokio, Japón. Se trata de una cita olímpica bastante atípica – los juegos estaban planeados para el pasado año 2020, pero, por motivos de sobra conocidos, la fiesta del deporte ha tenido que esperar doce meses. Además, las circunstancias actuales demandan un control sanitario y unos protocolos de seguridad sin precedentes, y, puesto que se siguen desaconsejando las grandes aglomeraciones de público, estamos ante una edición sin espectadores.
Pero más allá de estas dificultades, los Juegos siguen siendo una oportunidad excepcional para entrar en contacto con deportes que, en muchos casos, sólo vemos cada cuatro años (cinco, en este caso). Los Juegos son la plataforma desde la que los mejores atletas del globo, absolutos referentes y estandartes en sus respectivas disciplinas, asombran a telespectadores de todos los rincones del planeta. Desde las grandes potencias, acaparando el medallero en la mayoría de competiciones, hasta los pequeños países, cuyos deportistas consiguen poner en el mapa gracias a históricas gestas, los Juegos Olímpicos son un espacio para la leyenda, por mucho que los escándalos de dopaje y de tejemanejes políticos ejerzan como importante reductor de credibilidad para todo el tinglado.
Tokio 2020 acogerá un total de 339 eventos en 33 deportes diferentes, que abarcan hasta un total de 50 disciplinas. Este año, además, incluye como novedad la introducción de cinco nuevos deportes de corte muy urbano y moderno – el surf, la escalada deportiva, el karate, el skateboarding y el basket 3×3, así como el retorno del baseball, ausente desde los juegos de Pekín en 2008. Para el futuro se contempla la introducción de incluso más deportes, como el kickboxing, el snooker o billar inglés, el pádel, el ajedrez, el polo, el squash o incluso el breakdance. Es evidente la voluntad del Comité Olímpico Internacional por encontrar nuevas vías de conectar con los espectadores más jóvenes – o menores de cincuenta, vaya.
Quizá sea un buen momento para que el COI eche la vista atrás en busca de nuevas ideas, aunque esto suene a total contradicción – y es que, a veces, es necesario encontrar apoyo en la tradición y la historia para encontrar la inspiración y promover soluciones innovadoras. Desde el Hangar nos hemos decidido a aportar nuestro particular granito de arena y a rescatar cinco disciplinas que dejaron de ser olímpicas hace mucho, y que, atendiendo a su espectacularidad, podrían protagonizar un comeback de película y atraer las miradas de amantes del deporte y animales de sofá a partes iguales.
- Duelo con pistola (Deporte asociado en las Olimpiadas de 1906 y 1908)
Poco más que explicar, uno de esos nombres con propiedades auto-explicativas. Deporte muy popular en la Europa de finales del siglo XIX y comienzos del XX, la competición consistía en dos duelistas enfrentados, con equipamiento que protegía el torso, la cara y los brazos. Las balas, eso si, eran de cera. Existían dos disciplinas, que variaban en distancia – disparo desde 20 metros y desde 30 metros. En las Olimpiadas de 1906 en Atenas, el francés Léon Moreaux y el griego Konstantinos Skarlatos se llevaron las primeras y últimas medallas de oro en las respectivas distancias.
No nos cabe duda de que estamos ante una disciplina que, además de aportar un toque clásico y distintivo, resultaría muy atractiva para las hordas de legionarios de los videojuegos de guerra y el contenido bélico y de acción en general de nuestros tiempos.
2. Skijoring (Deporte de exhibición en las Olimpiadas de invierno de 1928)
Se trata de un deporte de invierno nacido a partir del modo de transporte de algunas comunidades en los países escandinavos – de hecho, las primeras competiciones deportivas de Skijoring tuvieron lugar en los Juegos Nórdicos de Estocolmo en 1901, y sigue siendo un deporte muy popular en la actualidad en estos países del norte de Europa.
La competición consiste en una carrera entre esquiadores arrastrados por un animal, que puede ser un caballo, una manada de perros, o incluso un reno. Fue deporte de demostración durante los Juegos de Invierno del 28 en Sankt Moritz, Suiza, utilizando en esa ocasión a caballos para arrastrar a los competidores.
No nos cabe duda de que traer de vuelta a los animales a los Juegos Olímpicos, ya utilizados en la práctica de la hípica, por ejemplo, es un arma de doble filo. Por una parte, aportarían un nivel de entretenimiento y espectáculo prácticamente insuperable – poco o nada resulta más asombroso que presenciar la unión entre hombre y bestia aplicados a un objetivo concreto. Por otro lado, muchos colectivos no tardarían en catalogar la práctica como innecesaria en el mejor de los casos, y como cruel e inhumana en el peor. Y es que sabemos demasiado acerca de nuestra propia historia, y sobre la manera en que se ha abusado (y se continúa abusando) de animales para diversos fines como para aceptar de buena gana la explotación de estas nobles bestias para algo tan trivial como otra (una más) competición deportiva.
Pero no nos queda más remedio que admitir que sería cool de cojones.
3. Zambullida por distancia (Plunge for distance) (Evento oficial en las Olimpiadas de 1904)
Otro de esos nombres que dejan poco lugar a la explicación. La zambullida por distancia es una prueba que consiste en saltar de cabeza y sumergirse en una piscina desde un trampolín situado a 18 pulgadas (45.72 centímetros) del nivel del agua. El saltador debe entrar al agua y avanzar dentro de la piscina sumergido boca abajo, sin ejercer ningún tipo de propulsión con brazos ni piernas, durante un tiempo máximo de 60 segundos. Quien recorra mas distancia, se lleva la victoria.
Esta prueba recuerda al comienzo de cualquier carrera de natación, esto es, la zambullida inicial de los competidores – salvo que en esta disciplina, los nadadores no pueden hacer honor a su nombre y nadar, ni salir siquiera a respirar. Esta prueba pronto recibió criticismos que giraban en torno al hecho de que no estamos ante una disciplina atlética en lo más mínimo. En muchos casos, no era más que cuestión de quién podía aguantar más tiempo flotando, favoreciendo a los competidores más obesos y con mayor acumulación de grasa. Además, no resulta en absoluto un evento atractivo para el espectador, que debe asistir a como, uno tras otro, los competidores se tumban en el agua como sacos de patatas y esperan gozar de la inercia suficiente para conseguir los puntos.
Deporte muy popular en Inglaterra y Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX, podemos encontrar registros acerca de récords en ‘plunging‘ tan pronto como en 1865. Los saltos o clavados fueron incluidos por primera vez en los Juegos Olímpicos de 1904 en San Luís, Estados Unidos, con dos eventos: el salto desde plataforma, que continúa hoy en día, y la zambullida por distancia, que fue eliminada tras esta edición para nunca jamás retornar. El americano William Paul Dickey tiene el honor de ser el único medallista de oro de la historia en esta disciplina, en un podio dominado por saltadores yankees.
Desde el hangar estamos convencidos de que los Juegos se beneficiarían del trepidante ritmo, la frenética acción, y el exquisito nivel técnico de esta disciplina para hacer que la gran fiesta del deporte tenga un carácter un poco más festivo y un poco menos deportivo.
4. Ski Ballet (Ballet con esquíes) (Deporte de demonstración en las Olimpiadas de Invierno de 1988 y 1992)
Seguimos con otro deporte cuyo nombre define y explica su significado: el Ski ballet o ballet con esquíes no es más que eso, un tipo de ballet que se realiza con unos esquíes puestos y danzando por la la nieve. Muy similar al patinaje artístico en hielo, los competidores realizan complejos trucos, saltos y piruetas buscando asombrar y cuidar la estética en sus movimientos.
Durante los noventa hubo un fuerte empuje por parte de la Federación Internacional de Esquí para acercar la disciplina al gran público, cambiando incluso el nombre de la práctica por AcroSki, en un intento de legitimar y facilitar este acercamiento. La introducción de esta variación en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988 y 1992, celebrados en Calgary, Canadá, y Albertville, Francia respectivamente, no fue más que otra tentativa de generar atención y hacer crecer la popularidad de la prueba.
No habiendo conseguido su objetivo, la federación internacional abandonó el proyecto en el año 2000, momento en que el Ski ballet dejó de formar parte del cuerpo de disciplinas que conforman el esquí de estilo libre, o freestyle skiing. Estamos ante el evento más visualmente atractivo de esta lista (sin contar la prodigiosa visión de un inglés con sobrepeso de finales del siglo XIX flotando boca abajo en una piscina durante sesenta segundos sin mover un músculo, claro) y ante una disciplina que, en los últimos años y gracias al auge de internet y plataformas de video como YouTube, ha sido protagonista de una pequeña resurrección en forma de apreciación y asombro ante sus referentes históricos.
Quién sabe, quizá el recuerdo de estos bailarines/esquiadores/artistas/pioneros sirva como inspiración para futuros híbridos entre danza y patinaje. ¿A quién le apetece ver un poquito de twerking sobre hielo ? ¿Un pasodoble quizá?
5. Natación sincronizada individual (Deporte oficial en las Olimpiadas de 1984, 1988 y 1992)
Hemos dejado lo mejor para el final. Y es que el propio nombre de la disciplina, a diferencia de las cuatro anteriores, que eran bastante self-explanatory, resulta una contradicción en sí mismo. La natación sincronizada es un deporte por equipos o parejas, en la que todos los miembros deben realizar la coreografía de manera coordinada y simultánea, o, mejor dicho, sincronizada. Si la nadadora en cuestión está sola en la piscina, ¿con qué se tiene que sincronizar exactamente? ¿Con la música, propondrá usted? En ese caso sería difícil juzgar y evaluar el desempeño de la nadadora, ya que la apreciación de la sincronicidad entre movimientos y música podría ser más subjetiva de lo que una disciplina olímpica demanda.
Cabe destacar que la natación sincronizada comenzó siendo una prueba enteramente masculina, allá por finales del siglo XIX. Sin embargo, la tendencia fue cambiando hasta acabar resultando una competición únicamente femenina, sin federaciones ni competiciones masculinas en la mayoría de escenarios. Hombres y mujeres podían competir juntos en los Estados Unidos hasta el año 1941. Se permitió a los hombres volver a competir en el año 1978, pero las reglas varían mucho de país a país, y en ningún caso se permite la participación de hombres en ninguna gran competición, como los World Aquatics Championships o las Olimpiadas.
El culebrón promete continuar, ya que, en el año 2015, la Federación Internacional de Natación (FINA, por sus siglas en francés) presentó una nueva modalidad mixta por parejas. Cabe reseñar que la denominación oficial del deporte cambió en el año 2017 de Natación Sincronizada a Natación Artística. Y qué hay mas artístico, nos preguntamos, que ver a una persona, cualquiera que sea su sexo, chapotear y patalear dentro de una piscina como un pez recién pescado, para deleite de espectadores y jueces. No nos cabe duda de que, si los Juegos Olímpicos desean de verdad conectar con el público joven, tan acostumbrado a la risa fácil, a la chorradita, y al señalar con el dedo en señal de burla, apostar por la natación sincronizada individual es una victoria segura – una disciplina que es una auténtica fábrica de memes.
Mención especial. Pelota Vasca (Deporte oficial en las Olimpiadas de 1900; Deporte de demonstración en las Olimpiadas de 1924, 1968 y 1992)
No podíamos terminar este breve pero fructífero repaso a los deportes que más echamos de menos bajo los grandes focos de las Olimpiadas sin mencionar al representante español por excelencia – la pelota vasca. Deporte oficial en los segundos juegos de la era moderna – los Juegos Olímpicos de París de 1900 – la pelota vasca consiste en … Bueno, ya saben en qué: un deporte por parejas donde los jugadores se lían a tortas (con o sin guante, con o sin raqueta, según la variante) con unas pelotas más bien duras – una disciplina que ayuda a definir y comprender al pueblo que da vida y nombre al deporte .
En aquellas Olimpiadas de 1900 sólo dos equipos, para un total de cuatro competidores, se presentaron para competir en pelota vasca, España y Francia. El equipo francés se retiró antes de la prueba, otorgando la primera y única medalla de oro en pelota vasca en la historia de los Juegos Olímpicos a la pareja de pelotaris españoles formada por José de Amézola y Francisco Villota.
Con federaciones y aficionados a la pelota vasca dispersados por todos los rincones del mundo, y dado que las próximas Olimpiadas tendrán lugar en París, la ciudad que fue testigo del – hasta ahora – último episodio del deporte vasco en los juegos, no se nos ocurre un motivo por el que el Comité Olímpico Internacional no quiera hacer un guiño al pasado y resucitar esta noble disciplina. ¿Se nota mucho que estamos barriendo para casa?
Algunos deportes que hoy damos por sentados estuvieron ausentes de las Olimpiadas durante una buena temporada antes de protagonizar un retorno a la gran competición. Este es el caso del tenis, que estuvo ausente de los Juegos desde 1924 hasta una edición tan reciente como la de 1988 en Seúl; el tiro con arco, fuera de las Olimpiadas entre 1920 y 1972; o el golf, que fue eliminado de los juegos en 1904 y fue rescatado más de cien años después para la edición de 2016 en Rio de Janeiro, estando también presente en la edición de Tokio de este año.
Así pues, no es descabellado imaginar el retorno de alguno de estos deportes que, sumados a la adición de otras disciplinas totalmente nuevas, pueden tener un efecto llamada sobre legiones de jóvenes seguidores y, por qué no, sobre nostálgicos y puristas que desean una oportunidad de volver a ver duelos de pistolas o pelotaris vascos en la pequeña pantalla.