Chimamanda Ngozi Adichie (1977) es una escritora nigeriana de prestigio internacional y residente en los Estados Unidos, donde se ha establecido como una de las voces más destacadas de la nueva generación de escritores africanos en lengua inglesa que están atrayendo considerable interés a nivel global. Ganadora de más de una docena de reconocimientos literarios, Adichie fue nominada para el prestigioso Booker Prize por su primera novela, Purple Hibiscus (2003), en la que seria la primera de un total de siete publicaciones, hasta la fecha.
Nacida y criada en Enugu, Nigeria, ambos progenitores de Chimamanda desempeñaron su actividad profesional dentro del ámbito académico, sembrando en la pequeña el germen de su poderosa atracción por el conocimiento y la sabiduría. A los 19 años de edad, y tras haber cursado estudios en medicina y farmacia en la Universidad de Nigeria, Adichie se traslada a los Estados Unidos para estudiar Comunicaciones y Ciencias Políticas en la Universidad de Drexel en Philadephia. Años más tarde, en 2008, la escritora completa un máster en Estudios Africanos por la prestigiosa Universidad de Yale. En resumen, la autora nigeriana destaca por su versatilidad y rendimiento académico, y acumula credenciales educativas en algunas de las escuelas norteamericanas de mayor prestigio.
Adichie publica una colección de poemas (Decisions) en 1997, y una obra de teatro (For love of Baifra) en 1998. También es en esta época cuando la autora comienza a plasmar sus reflexiones en uno de sus formatos de preferencia, los relatos cortos. La historia ‘Mi madre, la africana loca’ trata sobre una chica americana de padres nigerianos que crece entre dos mundos que están, en muchos casos, en clara oposición. Adichie explora la realidad del choque de culturas entre la tradición africana, con roles de género y expectativas bien definidas, y el estilo de vida occidental, más abierto y con menos restricciones a la individualidad. Este será un tema recurrente en las obras de la escritora.
A estos trabajos iniciales le seguirían pronto otros que han pasado a constituir el cuerpo narrativo de Adichie y que la encumbran con rapidez y motivos a lo más alto de las listas de escritores a seguir de cerca. La flor púrpura, como ya decimos, es la opera prima de la autora, y ve la luz en 2003 con una muy buena recepción por parte de la crítica, acaparando nominaciones y premios dentro del circuito literario en lengua anglosajona. Su tercera novela, Americanah, fue elegida por The New York Times como una de las diez mejores novelas del año 2013.
El libro en el que nos centraremos hoy es el último trabajo de la brillante escritora africana. Notes on grief (Sobre el duelo) ve la luz en el pasado año 2020 y, como el propio nombre explica, es un breve pero enriquecedor ensayo acerca de las reflexiones surgidas a raíz del fallecimiento del padre de Chimamanda. Refiriéndose a este trabajo, la sección de crítica literaria de The Independent publicó: «Sus palabras ponen una voz auténtica y reconfortante a la emoción más universal de todas, la cual resulta ser también la emoción universalmente más evitada».
La pérdida de un ser querido es uno de esos momentos que marcan un antes y un después en la vida de las personas – y está bien que así sea, pues es uno de los elementos de la realidad que sirven para poner de manifiesto la fragilidad y lo efímero de nuestra existencia. En un momento en que las sociedades occidentales parecen haber dado la espalda a la espiritualidad, abrazando en su lugar otro tipo de ídolos como el entretenimiento, el consumo o el culto a la personalidad, la crisis de identidad resultante de tan desastroso intercambio comienza a ser imposible de ignorar.
Por suerte, es posible echar la vista hacia otras culturas que si que han hecho sus deberes en lo relativo a enfrentar lo inevitable y tratar de encontrar significado más allá de experiencias, aspiraciones y emociones vacías y pasajeras que no ofrecen mayor anclaje. Chimamanda Ngozi Adichie nos ofrece, como de costumbre en sus escritos, un espacio donde reconectar con lo esencial y verdadero, dejar de lado los pasatiempos y el atrezo, y poner el foco más allá, directamente sobre nuestra innegociable transitoriedad – el único camino viable hacia la eternidad.
Texto de Tarek Morales