¿Has escuchado las últimas noticias sobre Facebook ? ¿Las que informan de que la compañía de Zuckerberg pasa a denominarse Meta Platforms de ahora en adelante? Su plataforma social aún se llamará Facebook, ¿pero qué hay detrás de este cambio de nombre?
¿Es este un paso más hacia una nueva realidad ? ¿O sólo un intento de la compañía por salvar los muebles y establecerse en un campo de influencia mayor que el de las redes sociales? Un terreno en el que Facebook se ha mostrado menos competitivo año tras año.
¿Un nuevo movimiento para abarcar mercado, al estilo de los que, con anterioridad, vieron a la compañía americana englobar a gigantes de la comunicación y el contenido digital como WhatsApp e Instagram ? ¿Una declaración de intenciones ? ¿O una estrategia comercial más? ¿Prevenir? ¿Curar?
Y, en otro orden de cosas, ¿Qué se puede esperar, desde el punto de vista comercial y de usuario, de este nuevo proyecto? ¿Cuál es la significación para el grueso de la población del nuevo rumbo en el plan de viaje de uno de los titanes del panorama económico mundial?
¿Cómo aceptará el público las novedosas maneras de interactuar y comunicarse que el equipo de desarrollo de Meta prepara? ¿Servirá para acallar las voces que condenan a este movimiento como un intento a la desesperada por desmarcarse de un pasado reciente de escándalos? ¿Esos embrollos mediáticos relacionados con la falta de privacidad e intimidad, y la comercialización de información y datos personales de sus usuarios ?
¿Sabía que esta noticia viene en la línea del proceso iniciado hace ya siete años cuando Facebook finalizó la compra de la compañía de realidad virtual Oculus por 2 billones de dólares? ¿Recuerda usted cuando hace apenas un par de años nos vimos arrollados por la primera generación de tecnología de realidad virtual y realidad aumentada ? Parecía entonces que la humanidad había alcanzado un nuevo puente hacia la transhumanidad, ¿no?
Con este movimiento, repetimos, ¿Qué podemos esperar nosotros, los usuarios? ¿Dónde se dibujará la línea que señala la frontera entre entretenimiento y funcionalidad?
¿Hasta qué punto las nuevas posibilidades representarán un antes y un después en nuestro desempeño como sociedad? ¿Aceptará el gran público el nuevo paradigma? ¿O se verá este fenómeno relegado a la tediosa tarea de esperar su turno? Porque, de lo que no hay duda, es de que este nuevo camino ha sido diseñado pensando más en las futuras generaciones que en la actual, ¿no? Así lo revelan las últimas noticias, que apuntan al especial interés de la compañía por los datos de sus usuarios menores de edad.
¿Recuerda usted, dentro del universo de la película Matrix, cómo explican por qué la simulación en la que las máquinas mantienen cautiva a la humanidad tiene el diseño que tiene ? Es decir, ¿el diseño de nuestra realidad? ¿La ilusión de control? En un primer intento, las máquinas habían creado un mundo ideal y perfecto, donde los humanos disfrutaban de una existencia equivalente al paraíso. Pero, ¿recuerda lo que pasó? ¿Por qué la primera matrix resultó un fracaso?
Las personas no podían aceptar como verdadero algo carente de adversidad. Las personas necesitamos consecuencias. Riesgo. Control. Al menos la ilusión de control. Enfrentarnos a tesituras que nos fuercen a elegir. A tomar decisiones. Aunque nuestro destino esté sellado de antemano. Mientras no lo sepamos, mientras pensemos que aún podemos elegir, tout ç’est bien.
¿Por qué iba un crío a elegir el incordio de la vida real y sus crecientes problemas y jaleos, frente a la perspectiva de una realidad al gusto del consumidor? ¿Para qué enfrentar las vicisitudes del destino pudiendo escoger el confort de lo que deseamos?
Para nosotros, es un paso más dentro de la carrera tecnológica que se esfuerza por optimizar nuestra realidad, pero ¿Qué representa este universo de infinitas posibilidades para todos aquellos que están siendo y serán criados bajo la insidiosa sombra que ofrece la carpa de la tecnología? ¿De qué manera serán capaces de equilibrar el mundo real con las posibilidades del mundo virtual, libre de toda limitación?
¿Qué implicaciones tendrá la nueva hoja de ruta de los gigantes de las comunicaciones y el entretenimiento? ¿Cómo afectará a nuestra privacidad? ¿Y a nuestra predisposición a compartir nuestra intimidad a cambio de participar del futuro?
¿Seremos capaces de adoptar las nuevas posibilidades con mesura y raciocinio, sobre todo desde el punto de vista familiar y educativo? ¿O será como una ola que nos arrollará y hundirá en lo más profundo de la pasividad, condenándonos a una vida de aislamiento pretendido y comprendido?
¿Estoy exagerando? ¿Quizá no sea más que el enésimo adelanto en el universo de los videojuegos? ¿De las plataformas de contenido, y de las posibilidades de comunicación e interacción, de conectividad e integración ?¿De ocio? ¿Diversión, placer y rentabilidad? ¿De desarrollo y progreso?
¿O no estoy exagerando? ¿Y estamos ante la enésima amenaza a nuestra integridad y nuestro sano juicio? ¿Nuestra conciencia como comunidad, nuestra identidad y nuestra naturaleza? ¿Nuestra salud? ¿Nuestro pasado y futuro? ¿Nuestra independencia? ¿Nuestra libertad y nuestra vida?
¿Una preocupación legítima y genuina ? ¿O una pataleta que delata la ignorancia y el desfase? ¿La falta de sintonía con los vientos que el presente trae? ¿Una solución ? ¿O más problemas?
¿Llegará un punto en que el desarrollo tecnológico alcance un nivel en el que el mundo que fabriquemos dentro de las posibilidades de la realidad virtual sea indiscernible de la realidad que conocemos y habitamos?
¿Cómo se relacionarán futuras generaciones con esta disonancia, con esta bifurcación en nuestra evolución ? Pase lo que pase, no podremos decir que pecamos de insolentes y atrevidos. Estas cuestiones ya han sido exploradas en más de un episodio de Black Mirror, ¿no?
¿Y si es esto parte de un plan que nosotros mismos hemos creado? Si nos viésemos enfrentados con la tarea de diseñar un mundo virtual para nosotros mismos, lo haríamos de una manera en la que nos resultaría imposible descubrir que estamos dentro de una simulación, ¿no? Porque, de lo contrario, ¿Dónde estaría la gracia? Un mundo tal y como el que tenemos, con dificultades y obstáculos, pruebas y niveles, experiencia y trucos, ¿no? Porque un mundo diseñado con el placer y el ocio como último y único fin es absolutamente intolerable, ¿right?
¿Alguna vez se ha planteado … Y si vivimos en una simulación?