José Saramago (1922 – 2010) fue un escritor, poeta, dramaturgo y periodista, único ganador de la historia de Portugal del Premio Nobel de Literatura, llevándoselo para casa en el año 1998. Autor de 16 novelas (además de otras dos publicadas de manera póstuma, para un total de 18), tres libros de poesía y once ensayos, y con sus trabajos siendo traducidos a más de 25 idiomas, Saramago es uno de los escritores más prolíficos y respetados del pasado siglo.
Ferviente ateo, su postura hacia la Iglesia Católica, o hacia instituciones de carácter internacional como la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional, entre otros elementos vinculados al fenómeno de la globalización, siempre fue crítica, lo que le sirvió para ir creándose una cantidad respetable de enemigos conforme desarrollaba su carrera. Afiliado al Partido Comunista Portugués desde 1969, y partícipe en la evocadora Revolución de los Claveles de 1974 (revuelta popular que sirvió para poner fin al sistema vigente, que no había realizado unas elecciones democráticas en el país desde 1925) Saramago protagonizó un ascenso durante la década de los setenta y ochenta que le vio afincarse como referente de la literatura del país vecino.
En 1991 publica su novela El Evangelio según Jesucristo, una pieza aclamada por la crítica pero no tan celebrada por las instituciones de un país, Portugal, supuestamente laico pero con evidentes lazos con la Iglesia (¿les suena?). La polémica creada con este trabajo llevó al gobierno del país luso a vetar la presentación del autor como candidato al Premio de Literatura Europea de ese año. Este incidente generó un profundo malestar que acabó con el escritor emigrando a la isla canaria de Lanzarote, donde permanecería como residente hasta su último día.
El éxito de publicaciones venideras favorecería una mejoría en las relaciones del autor con las autoridades portuguesas, y un suavizamiento de su postura acerca de participar en la vida cultural de su patria. Saramago acepta volver puntualmente a una sociedad que se muestra dividida ante su figura, pero carente de personajes internaciones de la relevancia del escritor. Mantendría siempre una relación esporádica y ambivalente con la nación que le vio nacer.
Ensayo sobre la ceguera es la novena obra de José Saramago. Se trata de una narración con elementos de thriller psicológico, en la que el escritor se apoya en la aparición de una nueva enfermedad de proporciones pandémicas (¿les suena?), que deja de un día para otro a las personas ciegas, para retratar los aspectos más oscuros y despreciables del alma humana. Apremiados por su instinto de supervivencia, y navegando a través de un mar de incertidumbre, armados sólo con una total falta de comprensión de la situación, los personajes de la novela (que permanecen anónimos durante toda la narración) son testigos, protagonistas y víctimas de las facetas más miserables de la naturaleza humana.
Esta obra es un clásico de la literatura que trabaja a varios niveles – desde la tenebrosa recreación de una enfermedad cuyos síntomas hacen recorrer un escalofrío por la espina del lector, hasta el conflicto interno moral de los protagonistas cuando se ven apresados por el pánico y el desconocimiento, pasando por el retrato de una sociedad que se desmorona en un momento de crisis revelando su fragilidad, o la facilidad con las que las personas son capaces y prestas para crear división, e incapaces de cooperar cuando el miedo genera un egoísmo desmedido.
Para todo el que no le haya echado aún el guante a esta joya, que sepa usted que mucho está tardando. Y todo aquel que ya esté familiarizado con este trabajo del gran genio portugués, a buen seguro coincidirá conmigo en que esta historia tolera varias lecturas, ofreciendo en cada repetición una oportunidad de comprender la narración desde un prisma diferente. That’s the sign of a keeper.
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