Jalil Gibrán (1883 – 1931) fue un poeta, escritor, artista y filósofo libanés. Gibrán emigra con su familia a los Estados Unidos cuando sólo tiene once años, y es allí donde desarrolla su educación y su carrera profesional. Autor de una enorme cantidad de contenido narrativo, experimentó con todo tipo de formato – poesía, fábulas, relatos cortos, ensayos políticos, aforismos, teatro – en los que trató la más amplia variedad de temas imaginables, como la religión, el concepto de alma, la voluntad, el amor o la muerte, con un estilo que une estética, elocuencia y sabiduría en el camino hacia la cima del Olimpo literario del siglo XX.
A pesar del escepticismo inicial con el que su estilo y sus obras fueron recibidas inicialmente por parte de la crítica occidental, que se esforzaba por intentar encontrarle sitio dentro de la tradición literaria, Gibrán ha pasado a la historia como uno de los escritores de mayor calado internacional y que mayores aportaciones ha realizado para favorecer el impulso del arte literario en lengua árabe. Su libro más famoso y el que nos reúne hoy, El Profeta, ve la luz en el año 1923 en lengua inglesa. Traducido a más de 100 idiomas, El Profeta es una de las obras más vendidas de la historia del país norteamericano, y el título culmen dentro del inmenso catálogo de un artista universal.
Con un estilo similar al de otras de las publicaciones más conocidas y celebradas de Jalil Gibrán, como El Loco o El Vagabundo, el escritor libanés nos envuelve y nos atrapa con la belleza y la sabiduría de sus palabras en una narración en primera persona llevada a cabo por el protagonista, el profeta al que hace referencia el título, que se dispone a partir de la ciudad ficticia de Orphalese tras doce años viviendo entre sus muros. El pueblo entero, afectado por esta pérdida, va en busca del profeta con la intención de conocer sus impresiones y pedirle consejo por última vez sobre algunos de los asuntos más importantes de la vida, como el amor, el trabajo, los hijos, las leyes, la razón y la pasión, la amistad, el placer, la religión o la muerte.
A través de las palabras del profeta, Gibrán comparte con nosotros su filosofía personal, sus experiencias y afirmaciones, su compasiva y precisa manera de entender el mundo, las personas, y las relaciones. En una combinación única entre sabiduría y espiritualidad, el escritor libanés realiza una proeza con esta obra que quedará marcada para siempre en la historia de la literatura y en la mente del lector.
Gibrán fallece relativamente joven, a los 48 años víctima de una cirrosis provocada por abusar del alcohol. Su cuerpo fue llevado de vuelta a su pueblo natal, a su lugar de nacimiento. A donde todo empezó, para que pudiera ser profeta en su tierra para siempre. El cuerpo del mayor contribuidor a la poesía y la literatura árabe de la primera mitad del siglo XX descansa en Bisharri, El Líbano. Sobre su tumba se erige el Museo Gibrán. Su epitafio, «estoy vivo, como tú. Y ahora estoy a tu lado. Cierra los ojos y mira alrededor, y podrás verme frente a ti.»
Texto de Tarek Morales para History Cool Books