Gustavo Sierra es el autor que hoy nos acompaña. Se trata de un autor que ya estuvo en Conociendo al autor. Conversaciones anteriormente. Entonces vino a presentarnos su primer libro ‘Billy: Algo es algo’. Para el lector que todavía no lo conozca, vamos a preguntarle qué nos puede contar sobre este nuevo libro, titulado ‘Redención (Nuestro último baile)‘.
María: Para quien todavía no te conozca, me gustaría que te presentases.
Gustavo Sierra: Pues soy doctor en Filosofía, aunque no ejerzo la docencia. Me doctoré en 2015 con una tesis acerca de la canción de autor en España. Luego, también he probado suerte en otros ámbitos. Me saqué el título de mediador comunitario y, finalmente, me dedico a la corrección orto-tipográfica y, cuando se tercia, de estilo. Actualmente, intento ir hacia delante entre ofertas de trabajo que no tienen nada que ver con mi carrera. Aparte de eso, publiqué mi primera novela ya hace dos años.
María: Ya habías escrito un primer libro (Billy. Algo es algo). Leí muy buenas críticas sobre él. ¿Qué tal fue tu primer trabajo? ¿Y, ya de paso, de qué trata esta segunda novela?
Gustavo Sierra: Billy fue bien. Obviamente, no fue un best seller, pero, como dice su título, «algo es algo». La verdad es que a quien lo leyó le gustó bastante. Recibió buenas críticas, aunque, lamentablemente, es difícil encontrar lectores que se interesen. Hay mucha oferta, muchas voces muy capaces, y es duro hacerse escuchar.
El libro era una especie de novela negra con matices de crítica social. Trataba sobre un ex torturador de la policía franquista cuyo nombre es Guillermo Niño, quien decide investigar por su cuenta y riesgo los crímenes de un asesino en serie que imita las torturas a las que sometió a sus víctimas. Entre tanto, le asaltan los recuerdos, a modo casi de examen de conciencia, y se tiene que preparar para un juicio que, en el caso de sus alter egos, nunca llegó a producirse, desafortunadamente.
María: Tu segundo libro se llama Redención (Nuestro último baile). ¿Qué escenario escogiste para esta novela? ¿Es una continuación de la primera, o es otra novela independiente de la anterior?
Gustavo Sierra: Redención transcurre en estos tiempos. Mejor dicho, en los tiempos previos a la pandemia maldita. Lo acabé de escribir justo cuando Billy aparecía publicado. Tiene lugar en un Madrid y alrededores bastante inconcreto. Podría ser cualquier ciudad, de hecho. Y, bueno, no es exactamente una continuación, sino un esqueje, o spin-off, de la anterior, que se puede leer con total independencia y sin miedo a desvelar los puntos críticos de Billy.
Cogí dos personajes secundarios y les hice protagonistas de su propia historia. Aparte, aparecen personajes de la primera novela y hay por aquí y por allá constantes alusiones, incluso se cita el título. Como curiosidad, te diré que lo primero que escribí fue el final.
María: ¿Dentro de qué género literario quedaría incluida esta novela?
Gustavo Sierra: Como siempre, muchas veces las etiquetas no se ajustan a la verdad. Yo te diría que es una historia de misterio y de intriga, pero también hay una dimensión de historia de amor, que no de novela romántica, que es un poco el hilo conductor de esta historia.
Digamos que, al seguir la historia de amor, desembocamos en la de misterio. Y, cómo no, no desaprovecho ocasión para expresar mis opiniones sobre la sociedad y hacer una crítica contra, por ejemplo, la prostitución (desde la perspectiva abolicionista), la intolerancia, los políticos demagogos que basan su pensamiento en el desprecio hacia los demás, y hacia el individualismo llevado al extremo. Digamos que es su sal.
No hay mayor cárcel para el ser humano que la de su propia soledad, cuando siente que lo que daba sentido a su vida ha desaparecido, y, quizás, para siempre.
Cada mañana, cuando se despertaba, Ángel resumía en su cabeza su situación y parafraseaba algo que había visto en televisión.
—¡Ah, sí! Prisión…
Se levantaba de la cama y se preparaba el desayuno… Bueno, en realidad, solo el café, porque no solía tener demasiada hambre por la mañana. Encendía el ordenador y trataba de hacer frente a los numerosos proyectos que tenía pendientes. Era imposible: a algunos no tenía por donde cogerlos, y, otros, los había comenzado con Susi y no le apetecía continuarlos.
Gustavo Sierra. Redención (Nuestro último baile)
María: ¿Nos puedes contar un poco qué historia vamos a encontrar en Redención (Nuestro último baile)?
Gustavo Sierra: Pues empezamos viendo a estos dos personajes. Como te decía, se llaman Ángel y Susi, y son dos periodistas autónomos. Su relación sentimental se ha acabado no hace mucho y ambos intentan hacer frente al porvenir. Susi acaba constituyéndose como protagonista, y mientras se debate entre afrontar la ruptura y no perder la esperanza a pesar de su sospecha de infidelidad, por una serie de casualidades comienza a descubrir que Ángel estaba haciendo una investigación sobre un grupo, mitad secta, mitad sociedad secreta de poderosos, conocido como el Cónclave.
Así que, para saber qué fue lo que ocurrió realmente entre ellos, tiene que verse involucrada también en esa investigación, hasta que es demasiado tarde para dar marcha atrás y tendrá que enfrentarse a sectarios, depravados muy poderosos, proxenetas, ultras, fanáticos y demás.
María: Me gustaría que me hablases un poco sobre los personajes.
Gustavo Sierra: Tenemos a la pareja, Ángel y Susi, de los que ya te he hablado arriba. Ángel, que comienza la historia, se culpa por algo que hizo y que llevó a romper con su pareja, mientras que Susi, que es una chica retraída y con un poco de baja autoestima, acaba encontrando un valor en ella que desconocía.
Luego, como te decía, sale algún que otro «viejo amigo». Es el caso del comisario Manuel Cabezas, que ya está retirado y se ha convertido en una especie de filósofo con mensajes reconfortantes que, de alguna manera, desencadena la acción. Y entre los personajes nuevos, nos encontramos al inspector Jaime Santos. Un policía de ascendencia japonesa que vive enamorado de la historia y del modo de vida de los samuráis (está inspirado en la adaptación a manga de un personaje histórico real, que se llamaba Hajime Saito).
En la parte negativa nos encontramos a personajes como Pablo S. de H., marqués de […], que es el probable líder del Cónclave: un aristócrata nostálgico de «los buenos tiempos»; a Pelayo Barral, líder del partido de ultraderecha Reconquista y político sobrevalorado; a Pietro Castello, un cruel, peligrosos y narcisista proxeneta, y otros personajes secundarios.
Y, finalmente, hay al menos dos personajes muy importantes. El conserje y Claudia, de los que no puedo hablar porque supondría desvelar demasiado y estropear el misterio de la novela. Solo puedo decir que por lo menos Claudia enamorará al lector, y que el conserje está inspirado en una llamativa anécdota. Un hombre muy peculiar que le sirvió de inspiración.
María: ¿Estás contento con el resultado de esta segunda novela?
Gustavo Sierra: Sí, aunque siempre piensas que podrías haber metido más cosas. Más historia, dar otro giro, expresarte de otra manera. Me costó, al leérmela, verla como un libro. Creo que fue porque la llevo revisando dos años o así y pudo haber perdido magia, pero tiene pasajes que todavía consiguen arrancarme una lágrima, aunque está mal que lo diga.
Es un libro un poco para llorar, también para emocionarse y volver a una sentimentalidad algo más sencilla. Estoy orgulloso, sí, a pesar de los fallos que una primera edición pueda tener, y creo que el capítulo «Días felices» encandilará al lector.
María: ¿Tienes un nuevo proyecto entre manos?
Gustavo Sierra: Efectivamente. Tengo dos más en la recámara. Uno de ellos es un esqueje de este último, protagonizado por uno de los personajes más carismáticos. La otra es la continuación de esta, ya que (fue una idea a posteriori) planeo convertirla en una saga que sorprenderá. Y luego, alguna otra me ronda en la cabeza.
María: ¿Te gustaría contarle algo más al lector?
Gustavo Sierra: Me gustaría que quien leyera esta entrevista y otras, o vea mis publicaciones, se sintiera curioso y decidiera darle una oportunidad al menos a una de estas dos novelas. No me tengo por un gran novelista, pero, y perdón si suena narcisista, me gusta saber que he conseguido emocionar a las personas que las leen. Que se han visto identificadas y escuchadas.
Me gustaría que me contaran cosas, pero no solo las buenas, que está muy bien. También me gusta que me critiquen, que me señalen dónde me he equivocado. Qué está más flojo, o qué simplemente no les gustó por lo que sea. Los halagos están bien, pero que muy bien, aunque solo con ellos no se aprende demasiado. Creo que hay un dicho gallego que reza «mar en calma no hizo experto al marinero». Prefiero la crítica, siempre desde el respeto, desde el mismo que yo intento transmitir hacia el lector.
Y a aquellos que me han leído, incluso aunque no les gustase, solo puedo decirles un GRACIAS, con mayúsculas, signos de exclamación múltiples y, si me apuras, rodeado de brillo y corazones palpitantes. Creo que mucha gente, especialmente los tímidos, los callados, los tachados de antisociales, aquellos a los que se les niegan las oportunidades, se sentirá bastante bien reflejada en estos libros. Sería un honor, parafraseando a Freddie Mercury, ser el autor de los inadaptados que se sientan en la última fila.
¿Qué os ha parecido? Ganas de leer este libro, ¿verdad? Vamos a terminar esta entrevista leyendo un fragmento de esta admirable novela.
… Se sentó en la barra con una bebida que no pensaba beber porque la suponía con un sabor a rayos, echando un vistazo a su alrededor por aquella estancia en penumbra.
Veía lo típico. Las strippers contoneaban su cuerpo al ritmo de una música cutre que no tapaba las palabras soeces del público; las camareras, ligeras de ropa o con los pechos al aire, servían copas a viejos verdes que palmeaban sus traseros, y ellas, siguiendo el protocolo, les reían las ocurrencias; algunas estaban sentadas en espantosos sofás de terciopelo, esperando que un cliente les propusiera llevarlas a un reservado o a una habitación; en alguno de los sillones una muchacha era baboseada por dos hombres a la vez; alrededor de la sala, los reservados: no se veía que pasaba allí.
Susi adivinaba, tras las fingidas sonrisas, los cumplidos a hombres despreciables y los contoneos insinuantes, una inmensa tristeza en aquellas mujeres…
Gustavo Sierra. Redención (Nuestro último baile)
María Torres.
Conociendo al autor. Conversaciones.
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